11 febrero 2012

La ciudad (en memoria a diciembre 2011)

La ciudad sin rey, sin salvaguarda alguna. Hecha fulana por sanguinarios espías. Tomada, invadida, hecha suya irrevocablemente por el mortal lapsus que eclipsó al futuro.

Edificios huecos de cimientos mortecinos; su cenicienta piel se desprende y yace seca como hojarasca por las aceras.

No fluye el río ya, sino un llanto que se arrastra carmesí.

A parpadeos, árboles de corcho con coronas de espino expían por haber querido beber del sol.

Alienada, ajena a sí misma, se descompone para dejar de haber sido y ser nada.

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