23 diciembre 2006

X+Krd06


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Si el año pasado envié mi tarjeta de felicitación navideña el uno de diciembre, éste he esperado prácticamente a que sea Navidad.

Como seguramente ya sabrás, es el cuarto año que continuo diseñando mi propia postal de Navidad, que llamo X+Krd. Al principio las imprimía, pero ahora prefiero dejarlas en formato electrónico. Siempre me he sentido atraído por las nuevas tecnologías y, a diferencia de otras personas, no todas me parecen frías. Realmente, me parece muy bonito dedicar parte de mi tiempo, creatividad y cariño en el diseño de cada X+Kard.

X+Krd que, como su mismo nombre indica, es una fusión del inglés, del español y del lenguaje abreviado usado en los mensajes por móvil. Es un nombre que ya he hecho propio de mis tarjetas y que, cada año, intentan ser diferentes a las anteriores. Cada una con una personalidad propia y distintiva.

Este año la X+Krd es fija y tiene dos colores: blanco y rosa. He escogido el rosa porque veo que, tímidamente, está buscando un hueco en el mundo del diseño más actual. Hasta hace muy poco el naranja, verde y gris eran los protagonistas y mis preferidos, lo reconozco. Sin embargo, os animo a que prestéis atención a este color y cómo va tomando posiciones en otros entornos. Es un color energético y cálido, alegro y con profundidad a la vez. Y como para gustos están los colores, este año toca en rosa la Navidad: "Let's pink of Christmas".

13 octubre 2006

Solitdario



Veo un cambio, los opuestos, un destino, No, Sí, en existencia frente a inexistencia, conexión, comunión, otro Sí, un salto, el cambio, inesperado, no compasión, sí con pasión.

A veces una corriente inesperada puede acercarte a la otra orilla ¿saltarás a tiempo?.
Boing... Boing... Boing... La Rana Verde

20 septiembre 2006

La Noche en Blanco 23SEPT Madrid

La noche del 23 de septiembre se celebró en Madrid la Noche en Blanco. Un evento para descubrir la creatividad, las propuestas culturales y espacios poco conocidos de los Madriles. Y esta rana se decidió a trasnochar.

La idea, que ya se ha llevado a cabo en París y Roma, es muy buena. La práctica, como sucede muchas veces, hace que el experimento del laboratorio, fuera de ese ambiente controlado, evolucione por sí mismo.

¿Qué hacer?, ¿esperar innumerables colas, a cual más grande, para entrar en alguna de las propuestas culturales?, ¿quedarme con la impresión de que solo entrando en alguna de ellas podría disfrutar de esta noche?, ¿aprovechar únicamente las opciones que se pudieran ver desde la misma calle?. Hubo, efectivamente, otros aspectos que merecieron la pena ser vistos y que no estaban tan mencionados en el programa cultural.

La calle tomada por miles de personas. Una ciudad hecha pueblo por el espíritu de sus habitantes. La alegría vista en la cara de las personas. Padres llevando a sus hijos a recorrer esta noche, grupos de jóvenes de cuerpo o de espíritu, personas solas y hasta parejas reencontradas se llegaron a ver. Se vio hasta a Julian, el francés cansado de pensar. Y también...


Se vieron ríos de personas, en los que los autobuses parecían piezas de Lego perdidas.




Hubo otros ríos, de luces de coches. Tan numerosas eran que, en lugar de ser las dos de la madrugada, pensarías que eran de la tarde.





La naturaleza se descubrió y tomando forma de ropa, cubrió el cuerpo de una mujer.




Humpty Dumpty cruzó el espejo y volvió a estar sobre un muro, para una vez más dominar las palabras a su antojo y que tuvieran el significado que él quisiera.





Un círculo concéntrico construido con piedras de luz, aunque pequeño, permitió a algunos iniciar un viaje a su interior.




Y también se reveló, para otros, el arte en unos adoquines. Una arquitectura efímera liliputiense, pero presente aquella noche.




Y de lo que aquella noche pudo ser y de lo que aquella noche fue, solo os he contado un poco de lo que una Rana Verde vio. Y vosotros... ¿Cuántas Noches en Blanco habéis tenido y redefinido?.


12 mayo 2006

El apreciado regalo

Hoy quería ir al parque y tumbarme sobre la hierba. Observar, sencillamente. Y tal vez pensar.

Entro en el parque. Es inmenso. Hay poca gente. Hay caminos. Los hay rectos y curvos, amplios y estrechos.

Hay muchas zonas verdes. Extensas, sinuosas. Es lo que buscaba. Me dirijo a ellas. Quiero tumbarme sobre la hierba y observar, sencillamente. Tal vez pensar. Pero me espera una sorpresa. Césped húmedo. Imposible tumbarse, para no mojarse.

Entonces me doy cuenta de que se trata de un regalo. Y lo acepto: disfruto de su acolchado tacto bajo mis pies. Es muy relajante la sensación de andar sobre él cuando está recién regado. Chof, chof, chof... Fuish, fuish, fuish...








Ya no es césped, ahora es un colchón de agua. Todo es cambio. En el cambio está la clave. Salgo de él con una sonrisa.


No hay nubes, hay sol. Hace mucho calor. Todo es cambio... Incluso la obra de arte creada por el artista, la escultura que concibió, se renueva en su uso, se hace más práctica al hombre. Se convierte en arte que cobija bajo su sombra al anciano y al niño. En el cambio está la clave.








¿Cuál es la distancia que separa lo cotidiano de lo especial?¿qué distingue lo inoportuno del apreciado regalo?. Acertaste: el cambio.

18 abril 2006

Adaptación al medio


Hace poco tiempo, en la región ártica de Canadá, unos paleontólogos han descubierto los restos de un animal acuático –al que han llamado muy adecuadamente “Tiktaalik”.

La importancia del descubrimiento reside en que mi antepasado –entenderéis que para mí es como de la familia, claro- tenía en las aletas extremidades donde se formaban dedos. Esto le convierte en un eslabón esencial en la cadena evolutiva, dado que permitió que con el tiempo los seres acuáticos pudieran desplazarse por tierra firme.

Evolución, sí señor. Evolución y adaptación al medio pero... ¿pensáis que solo los seres vivos nos adaptamos al medio?. Echad un vistazo a vuestro alrededor... Veréis cómo hay otros seres que se adaptan al entorno para...


Ser más visibles,









O para pasar inadvertidos,











Para crecer,







03 marzo 2006

Para los ojos verdes


Hay veces, cuando menos lo esperas, que pasas junto a retales de vida ajena que te producen una chispa de curiosidad. Es como si pudieras ver a través de un pequeño agujero una escena personal, pero abiertamente permitida a la vez.

Este es el caso del cartel que encontré una mañana, en una estación de Cercanías.

Acababa de subir las escaleras que llevaban al andén con trenes en dirección a Atocha. Al atravesar las puertas, me quedé esperando, muerto de frío. De repente, de reojo, vi el agujero en la pared.

Era una fotocopia pegada con cintas adhesivas, muy anchas y mal pegadas, como si se hubieran puesto con prisa. Había una imagen de un lobo y el siguiente texto:

"Para los Ojos Verdes: Lo siento, no sé cómo repararlo y pensé que sería una original manera. Espero que te guste y por lo menos te haga sonreír. You know who I am. Besitos"


Y al final, una firma. Bueno, yo también espero que le haya hecho sonreír y que haya tenido otra oportunidad.

¿Qué pensáis? ¿alguna vez habéis hecho algo parecido? ¿habéis dejado un mensaje a la vista de todos, pero con significado completo solo para una persona?. Si no cuento los Post-it que de vez en cuando me deja un compañero del trabajo, que son prácticamente incomprensibles para el resto de personas -y a veces hasta para mí-, creo que no puedo contar con esta experiencia.

Me podéis tachar de romántico e ingenuo, pero creo que merece la pena pasar por la vida habiendo dejado algún mensaje de este tipo.

Y ya que estoy con la mirada romántica, un día de estos os contaré una historia verdaderamente romántica: un paseo, un banco, una carta escondida descubierta, un enamorado francés, una cita...