01 junio 2012

Insípida sopa


Siempre me ha costado levantarme por la mañana.

No era persona hasta que pasaban un par de horas después de haberme levantado.
Apenas podía hablar y estaba más en mi mundo que en este.

Escuchaba el eco de los sueños, que sonaban igual que las voces que se oyen bajo el agua, y que se sienten como si estuvieras en el vientre materno.

Pero en los últimos meses he comenzado a entrar en una especie de rutina que me permite levantarme casi de forma automática y seguir adelante el resto del día, casi igual de automáticamente, y hasta parecer que soy igual que el resto.

Estoy consiguiendo diluirme y pasar inadvertido en esta insípida sopa que es la vida de los otros.