03 marzo 2006

Para los ojos verdes


Hay veces, cuando menos lo esperas, que pasas junto a retales de vida ajena que te producen una chispa de curiosidad. Es como si pudieras ver a través de un pequeño agujero una escena personal, pero abiertamente permitida a la vez.

Este es el caso del cartel que encontré una mañana, en una estación de Cercanías.

Acababa de subir las escaleras que llevaban al andén con trenes en dirección a Atocha. Al atravesar las puertas, me quedé esperando, muerto de frío. De repente, de reojo, vi el agujero en la pared.

Era una fotocopia pegada con cintas adhesivas, muy anchas y mal pegadas, como si se hubieran puesto con prisa. Había una imagen de un lobo y el siguiente texto:

"Para los Ojos Verdes: Lo siento, no sé cómo repararlo y pensé que sería una original manera. Espero que te guste y por lo menos te haga sonreír. You know who I am. Besitos"


Y al final, una firma. Bueno, yo también espero que le haya hecho sonreír y que haya tenido otra oportunidad.

¿Qué pensáis? ¿alguna vez habéis hecho algo parecido? ¿habéis dejado un mensaje a la vista de todos, pero con significado completo solo para una persona?. Si no cuento los Post-it que de vez en cuando me deja un compañero del trabajo, que son prácticamente incomprensibles para el resto de personas -y a veces hasta para mí-, creo que no puedo contar con esta experiencia.

Me podéis tachar de romántico e ingenuo, pero creo que merece la pena pasar por la vida habiendo dejado algún mensaje de este tipo.

Y ya que estoy con la mirada romántica, un día de estos os contaré una historia verdaderamente romántica: un paseo, un banco, una carta escondida descubierta, un enamorado francés, una cita...