02 enero 2013

El cuenco tibetano


No era la primera vez que prestaba atención al sonido que producía el cuenco tibetano mientras practicaba meditación, pero aquella vez fue diferente porque estaba muy cerca de él. No recordaba haberlo estado tanto y el sonido me pareció cautivador. Me atrapó o, más bien, fui yo quien quiso atraparlo.
 
Intenté prestar toda la atención posible para descubrir el momento en que el sonido se desvanecía.
 
Era como tirar de una cuerda. Al principio era fuerte y sólida. Luego se iba haciendo más delgada, hasta que se convirtió en un hilo de coser, blanco, casi translúcido, apenas aire entre mis manos...
 
¿Dónde estaba? ¿cuándo había desaparecido? ¿en qué momento se hizo aire?
 
Sin rastro de él, en algún momento debí haber seguido solo las huellas de un recuerdo. Estuve persiguiendo algo que solo era un eco de otro momento, inexistente ya.
 
Recordé entonces las veces en las que he pensado que había perdido algo, cuando en realidad solo se trataría de un recuerdo. 
En cuántas ocasiones habré pensado que ya no tengo algo o a alguien, siendo en realidad solo de un recuerdo de algo que fue mío, pero ya no lo era.
 
Y, entonces, pensé: "¿perder algo que fue mío?". ¿Es que en algún momento fue realmente mío? ¿lo tuve? ¿el sonido del cuenco tibetano también "era mío" y lo perdí? ¿o el sonido "era" o "estaba", simplemente, sin necesidad de mí?.
¿Y cuántas cosas y personas he creído tener, siendo o estando ellas sin necesidad de mí?...

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