28 enero 2010

La luz de enero

Formar parte de la vida, es como ser una luz.

Una luz fuerte e intensa unas veces, más débil y discreta otras.

Hay luces que eclipsan a las que están a su alrededor. Otras apenas alcanzan a iluminar el camino que tienen frente a ellas.

Las que hay son cálidas como una suave manta y luego las que son frías como duro mármol.

Las hay lejanas e inalcanzables, como un puño esculpido cerrado.

Las hay cercanas y cotidianas, como la alegría de un niño.

Están las que guían y, también, las que ciegan.

Algunas siempre van acompañadas, otras apenas conocen otra luz.

Las hay que se esfuerzan para brillar con mayor intensidad, mientras que otras prefieren limpiar con atención y cariño el cristal que las cubre, para que su luz sea más limpia.

Una luz que solo brille, no dejará de proyectar alguna sombra.

Con cada decisión que tomamos, estamos decidiendo qué luz estamos proyectando. Y hay un momento en la vida, en el que hay que ser consciente de la luz que somos.

Remoto y perdido, no hay más luz que la tuya. Sé el alba del año que entra, sé la luz de enero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me has dejado aLUZinado con este catálogo de luces humanas. Me pregunto: ¿cómo será mi luz y la de la gente que conozco? ¿Nos afectará interiormente la subida de la luz? ¿Crees que hay unas personas con luz oscura o con oscuridad luminosa? ¿Las luces opuestas se atraen? ¿Podríamos comparar las luces de las personas con las del coche, de corto alcance o de cruce y de largo alcance o de carretera? ¡Vaya susto, al abrir su blog pensé que se me había quedado colgado el ordenador, pero la pantalla blanca era solo debida a la LUZ de la Rana Verde! ¡Qué susto!¡Un abrazo de luz! :-)