Encuéntralos. Pon un nombre a cada nuevo descubrimiento. Bautízalos a todos.
La cerilla de la creatividad se enciende al frotar nuestro fósforo interior, con la sólida realidad. La llama de la imaginación prende de un gesto que no debes olvidar.
La aguja que cose realidad y fantasía está en la virtuosa mano que no olvida que la Historia siempre fue y seguirá siendo Interminable. Y en esa historia de realidad fabulada encontrarás:
Perelín, la selva multicolor...
El túnel de luz que habremos de cruzar, la puerta al otro lado...
La fatal caricia del Vesubio...
El infinito dilema entre detenerse o seguir...
Sí, has de nombrar cada nuevo descubrimiento. Cada centella de irrealidad. Busca la imagen