Tengo el dolor ajeno cosido en el corazón y en mi alma tañe el eco de vuestro llanto.
Alimentáis mi pecho con vuestro último aliento y cada una de vuestras vidas resonará en mis oídos más allá del tiempo.
Sois lasca de mi llama interior y mi furtiva huella os hará inmortal rocío que reviva primaveras de perdón.
17 noviembre 2010
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